LA MANGRANA
Proyecto: La Mangrana
Programa: Rehabilitar un edificio vecinal en el barrio de la Satalia
Localización: Poble-sec (Barcelona)
Autor: Joan J. Fortuny
Equipo / Colaboraciones: Adrià Casajuana, Adrià Fernández Benito, María Jurado
Promotor: Distrito Sants-Montjuïc. Ayuntamiento de Barcelona
Año: 2016
Superficie construida: 855 m2
Publicaciones:
https://vimeo.com/168755248
https://www.youtube.com/watch?v=QUkjvL1mVpI
https://www.elperiodico.com/es/barcelona/20160726/la-satalia-un-barrio-depelicula-5290248
https://beteve.cat/general/aprovacio-inicial-pla-millora-urbana-satalia/
https://www.elperiodico.com/es/sants-montjuic/20130411/montjuic-piensa-verde-salva-barrio-2361307
https://www.ara.cat/societat/satalia-barri-despres-salvar-se-picota_1_2848085.html
Fotografías: Ambam Coop.
«Habitar es estar en casa en todas partes» – Guy Ernest Debord
Los vecinos de Satalia y Poble-sec luchan por reivindicar lo que había sido un barrio con vida propia. En el centro del movimiento se alza un edificio particular, la Mangrana, una antigua finca formada por viviendas que se estructuran en torno a patios interconectados. Actualmente ruinosa pero inmersa como equipamiento en un plan de mejora del trazado conjuntamente con el departamento de Ecología Urbana de Barcelona. Urbanismo y asociacionismo se unen para mejorar la vida de un barrio que busca recuperar su esencia.
La Mangrana es un espacio cerrado que en los años veinte evolucionó hacia un patio de vecinos alrededor de un pasillo, ubicado en medio de la Satalia, a las puertas de entrada de la montaña, siendo así una articulación clave entre la montaña y la ciudad. Lo conforman un conjunto de habitáculos, como si de una pieza de uva se tratara. Su distribución genera unos espacios intersticiales entre viviendas y talleres, convirtiendo la parcela en un microcosmos que permitía una relación horizontal muy cercana entre aquellos que la habitaban con la repercusión social que ello implicaba, basada en la colaboración de los vecinos que vivían. A lo largo de los años, el deterioro y la dejadez se fueron apropiando de la finca, hasta que el último propietario pidió su expropiación por parte del Ayuntamiento.
Después de varios encuentros de la Asociación de Vecinos de la Satalia, se llegó a la conclusión que debe ser un espacio autogestionado con diversidades de usos de donde por un lado se proponen un conjunto de talleres con cabida por diferentes disciplinas que dinamizarán el barrio, y por otro la propuesta habrá de dar cabida a las necesidades del barrio y ciudad tales como el casal del barrio, una biblioteca (archivo de Montjuïc) y una sala polivalente donde desarrollar actividades culturales, de encuentro vecinal, de formación, de ocio.
Su localización dentro del marco de los barrios cercanos a Motjuïc pone en valor uno de los más caminos más antiguos de acceso a Montjuïc (Calle de la cruz de Molers) como paisaje cultural de la ciudad.
Gracias a su situación estratégica relativa a la topografía abrupta del barrio permite resolver la accesibilidad por las viviendas de las cotas superiores del barrio de la Satalia con dos accesos mecanizados. Constructivamente el edificio utiliza materiales de proximidad (cerámica, madera de explotaciones sostenibles y morteros de cal) y de bajo consumo energético de acuerdo con el sistema constructivo existente. La estrategia pasiva del edificio se resuelve abriendo unos estrechos patios en las medianeras entre habitáculos que permitirán la ventilación cruzada con una bajada de temperatura gracias al microclima que se origina en el ajardinamiento de los mismos.
La reforma de este espacio recupera la ebullición de vida y de interrelaciones que fomentan un espacio de estas características donde el espacio que permanece entre las construcciones es el lugar de encuentro y creación de sinergias vecinales y entre usuarios.
La obra se inició en 2016 con el refuerzo de los muros de “L’hort del japonès”, la demolición de las cubiertas en peligro de derrumbe y retiro del amianto y con el inicio de los trabajos de rehabilitación del 3 espacio. Tras varias paradas, finalmente en 2018 se suspendieron los trabajos de rehabilitación y redacción del proyecto por parte de la Administración quedando un espacio emblemático de nuevo congelado a medio construir y abandonado a merced de las inclemencias del tiempo y, por tanto, al deterioro del mismo a un estado ruinoso.
De esta iniciativa nace paralelamente el documental “La Mangrana”. Un recorrido entre asambleas, reuniones y encuentros entre los distintos actores implicados en el proyecto de rehabilitación de esta finca, ahora considerada equipamiento municipal.
El arquitecto Joan J. Fortuny, junto a los vecinos y vecinas miembros de la asociación, serán los principales protagonistas de la pieza, y los personajes que nos irán guiando a través de todo este recorrido. El montaje -cronológico a los hechos- nos permitirá ver la evolución del proyecto, así como las trabas y oportunidades que los miembros de la Associació de Veïns puedan ir encontrándose durante este proyecto.